Altanería de veinte segundos
Cetreros de todo el país compiten con harris, azores y gavilanes en el Campeonato de España de Altanería y Bajo Vuelo en Osuna, Sevilla, del 6 al 9 de diciembre
Lo llaman el arte de la cetrería pero para el pájaro es hambre. «Es el único sentimiento que no puede quedar en casa», dicen en la Asociación de Cetreros del Sur, con más de 700 socios. No lo hace el doméstico harri común ni el águila real salvaje que despeña rebecos de 30 kilos en el Pirineo. Las aves carnívoras tienen dos maneras de cazar: altanería y bajo vuelo.
En la primera el fuerte localiza al débil a más de 200 metros de altura. El fuerte es un falcónido y el débil, una liebre, una rapaz inferior o un pato en vuelo. Hay cazadores que lo hacen desde 500 metros después de un aprendizaje difícil pero acaban vendidos en miles de euros a cetreros con recursos. El picado vertical del altanero dura pocos segundos, registra 400 kilómetros por hora y concluye acuchillando a la presa. El bajo vuelo limpia terrenos espesos de vegetación y parte directamente del puño del halconero, que levanta igualmente la presa con o sin la ayuda del perro. Azores y gavilanes rematan la jugada. «Son atletas de fondo que tienen que entrenar una vez al día, como hace la rapaz salvaje», explica Daniel Díaz, del centro de cría Las Lagunas, en Chiclana de la Frontera.
El águila real, única rapaz prohibida para la cetrería en España, dedica 23 horas diarias al mantenimiento del fuselaje y tren de aterrizaje, la cría y el descanso. En la última hora se alimenta. La pareja de halcones peregrinos que anida en lo alto de la torre de Puntales (Puerto Real, Cádiz) hace lo mismo. España prohibió la cetrería en 1989 por ser competencia desleal para las rapaces autóctonas ibéricas, con varias especies protegidas. Finalmente, la milenaria técnica cinegética rescatada por Féliz Rodríguez de la Fuente se adaptó a la normativa andaluza en 1997 y celebra en Osuna (Sevilla) el XVIII Campeonato de España de Altanería y el XIX Campeonato de España de Bajo Vuelo, con premios para la velocidad y pequeñas aves, del 6 al 9 de diciembre. Castilla La Mancha y Andalucía, con unos dos mil cetreros, aportan la mayor parte de la creciente participación.