El mejor amigo de Severo Jurado no es el perro, es la yegua Fiontini
El triple campeón del mundo de doma clásica celebra sin alarde el premio al Mejor Deportista Sevillano
¿Por qué cree que le han concedido el premio al Mejor Deportista Sevillano? «Porque estadísticamente he sido el mejor. Es frío pero es así de simple. Mis resultados han sobresalido en la categoría masculina sobre todos los deportes en la provincia de Sevilla pero no quiere decir que yo sea el mejor en mi deporte, ni mucho menos. El premio ayuda a que la hípica sea más popular y eso me hace muy feliz». Severo Jurado López no es un personaje tan desconocido en el mundo de la doma clásica. Así por encima, acabó quinto en solitario en el último encuentro olímpico y es el actual campeón del mundo de caballos jóvenes por tercera vez consecutiva. Con una yegua. Fiontini, de 7, danesa, una obra maestra fuerte y cabal: «Se dice mucho que el perro es el mejor amigo del hombre pero yo creo que el caballo lleva dedicado el mismo tiempo a ayudar y servirnos con la misma actitud de nobleza, cercanía y honestidad en las formas», reflexiona el ganador del campeonato del mundo.
Todo comenzó hace 29 años en Algámitas, Sevilla, el pueblo serrano donde pertenece toda la familia. Creció junto a los caballos de un hombre que conocen en la zona por la inquietud y la maestría con la que participa de las costumbres ecuestres populares, su abuelo materno. Lo escogió como ejemplo a seguir y aprendió a hablar con los caballos antes que a montarlos con naturalidad: «Mi abuelo es mi primer maestro. Me enseñó que hay que cepillarlos y cuidarlos como si cada día fuera la romería del pueblo. Le gusta introducir nuevos conocimientos para mejorar la relación con ellos. La técnica te la enseñan los profesionales del deporte ecuestre pero el lenguaje para comunicarte con el animal solo se aprende con los maestros», rememora desde Dinamarca, su ubicación actual.
Un trabajo Severo
El sevillano trabaja como jinete industrial en Helsgtrand Dressage, una empresa enorme dedicada al adiestramiento y competición de selectos potros que terminan en venta. Monta doce de lunes a viernes y los sábados compite con algunos por los países de alrededor. El valor de los caballos sube tras cada prueba ganada pero él siempre hace lo mismo cuando vuelve los domingos al establo: soltarlos en el revolcadero hasta que se embarran las orejas. No le importa si es un macho de 200 mil o una hembra como la campeona del mundo, que pasa de largo el millón y guarrea como todos: «Son deportistas de elite, trabajan bajo mucha presión y apenas tienen tiempo para ser animales. Me gusta respetar ese momento, verlos sucios mientras juegan en los charcos. Cuando me monto están mentalmente más frescos, me gustan que se sientan caballos, es bueno para los dos».
La primera vez que el jinete de Sevilla ganó el campeonato del mundo de caballos jóvenes fue en 2015 con la explosiva Fiontini. La nieta de Romanov está pulverizando las estadísticas del libro en el que se anotan los resultados de cada ejemplar de raza danesa, pues en 2016 repitió resultado y la impresión general que los jueces se llevaron de ella en la tercera cita mundial el pasado mes de agosto se valoró en 9,8 sobre 10. La calidad del trote es de 9, tiene un galope de 9,2 y un paso templado de 9,5. Le cascaron un 8,6 en la casilla de la sumisión porque sigue siendo una joven autoritaria que avanza hacia una madurez sublime.
Casi todos los caballos que entrena Severo acaban vendidos a los pocos meses en un precio que normalmente multiplica el valor inicial. El jinete no esperaba que Fiontini pasara una estancia tan larga bajo su responsabilidad pero la propietaria forma parte del equipo de trabajo y ella decide cuándo sus caballos están a punto para venderse. Así funciona este negocio, por eso el caballista está preparado para toda despedida: «Es increíble hacerlo tres años seguidos. Tener la suerte de montar esta yegua es un sueño como jinete y me gustaría conocer a muchas Fiontini en mi vida. Trabajo en una cuadra donde la calidad es muy alta, así que no es imposible», reconoce.
Los caballos que reúnen todos los elementos para ser grandes figuras del deporte suelen nacer en los países de centroeuropa. Son esbeltos, potentes y temperamentales y sus propietarios están dispuestos a pagar a los mejores jinetes del momento para garantizar un aprendizaje absoluto. En el catálogo de jinetes del centro ecuestre Helsgtrand Dressage, Severo Jurado López aparece como empleado destacado. La depurada técnica aprendida en la Real Maestranza de Caballería de Ronda, Alemania y Holanda se cotiza al alza en los fríos y sombríos establos de Dinamarca, por eso reconoce con la misma pena que gloria que Sevilla tendrá que esperar: «No paro de conseguir éxitos y mientras siga siendo así, desgraciadamente, no puedo volver».
Felicidades severo ¡¡
Ejemplo de humildad y tesón que llevan al resultado.