Galgo intenta alcanzar una liebre en el campo de Badajoz. Foto: Cazaworld.

Batidas que levantan el vuelo

Correr liebres con galgos y tirar al pichón, modalidades económicas de caza que aumentan en Andalucía

Abatir diez codornices en una competición cuesta 40 euros, 20 euros para menores y mujeres; apresar un conejo, hasta 300 euros

Un ala formada por varios caballos al paso con jinetes avanza en silencio por el barbecho. A unos metros delante, un galguero sujeta una pareja de perros excitados que huelen abundancia de roedores gordos. Una liebre silvestre asoma las orejas en la madriguera, deja lo que está haciendo: descansar o criar gazapos. Los perros tienen el rastro y se quieren liberar. Ladran. Es emocionante. Empieza la carrera. Es caprichosa. Hay rectas, curvas y saltos inesperados, regates en la persecución. Los caballos galopan detrás y los jinetes certifican el final un par de minutos después: hay una liebre muerta, un perro de raza galgo español revalorizado que cambiará de amo varias veces en pocos años y una copa de plata con placa grabada para el equipo galguero campeón.

Sevilla, Cádiz y Córdoba son las provincias andaluzas con más forofos. Y cada vez más forofas. Unas doscientas mujeres practican lo que consideran un deporte. Hay entrenadoras, veterinarias, masajistas de perros, propietarias de perros, propietarias de cotos donde corren los perros y cargos técnicos federativos: cronometradoras, comisarias y directoras de carrera, la categoría superior. Para competir, es obligatorio pertenecer a un club y los clubes alquilan los cotos a 300 euros por liebre atrapada durante el periodo de carreras, de noviembre a enero.

El máximo estatus del organigrama lo ha conseguido la galguera Mercedes Romero Cantalejo (Fuentes de Andalucía, Sevilla, 48), veintidós años en carrera, quien celebra la incorporación femenina a la afición. «Hace veinte años no había mujeres, se consideraba cosa de hombres. Afortunadamente, ahora estamos presentes en toda la estructura federativa. Este deporte no es apto para cualquiera, tienes que ser amante del campo y de los animales, andar con los perros dos o tres horas diarias, aguantar jornadas de carrera desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde y estar muy en forma. No es ir al gimnasio. Además, hay que estudiar, hacer exámenes y pasar periodos de tres años de formación antes de subir de categoría. Todo está reglado».

El perfil social de los cuatro mil galgueros federados en Andalucía es transversal. Existen galgueros propietarios de cotos y galgueros sencillos, que son los que «más luchan y trabajan por este deporte», apunta Romero Cantalejo. De hecho, en estos últimos años el círculo está recuperando la afición perdida en los años de la crisis del dinero: «Están volviendo los que se fueron, son retornados que se aprietan el cinturón para poder estar en la competición».

También se contabilizan unas cuatro mil denuncias al año por abandono o robo de perros ganadores, que pueden alcanzar un valor de 4.000 euros, según datos de la Guardia Civil. En numerosas ocasiones, los métodos de identificación han sido manipulados en la pérdida y no se puede contactar con el propietario. Han borrado el tatuaje de la piel o extirpado el chip subcutáneo con un cúter o una navaja. El resto, son perros sin documentos, así que no hay muestra obligatoria de adn en la base de datos del registro de la raza con la que cotejar la sangre del desahuciado, una vía muy cara que nadie reclama. «Los perros abandonados no los abandonamos los galgueros. En nuestro colectivo hay desaprensivos como en todos lados pero desde la federación trabajamos en campañas de concienciación y asesoramiento sobre los cuidados y los derechos del perro. Además, todos nuestros animales están identificados y se les extrae una muestra de sangre antes de ser inscritos en el registro. Hacemos todo lo posible cuando el Seprona y la Policía nos pide colaboración en los casos que se denuncian. Nosotros somos amantes y defensores de los animales», sostiene Mercedes.

Los animalistas consideran que la liebre también es maltratada porque la caza es una herramienta innata de supervivencia humana que ha dejado de tener sentido entre las sociedades occidentales actuales, creadora de una industria agrícola y ganadera que garantiza el bienestar animal durante el sacrificio. Por eso, para Carmen Méndez, presidenta de la Asociación Defensa Derechos Animal (ADDA), fundada en 1976, modalidades cinegéticas como correr liebres con galgos son «remanentes medievales que recuerdan a los eliminados en oytras regiones en los últimos veinticinco años, como descabezar gansos vivos en Castilla La Mancha, las luchas de carneros en Navarra o lapidar animales en Madrid».

La galguera sevillana discrepa. «El ecologista no se acuerda de la liebre ni en invierno ni en verano. Nunca he visto a uno manifestarse en una carrera. Una vez invitamos a una animalista a que comprobara cómo cuidamos de los perros durante la carrera y se quedó encantada. Volvió a la siguiente, ya como espectadora. Durante el verano, nos ocupamos de que las liebres tengan comida y estén sanas. No hay un ecologista que las cuide como el galguero. Si no fuera por nosotros no habría liebres en el campo».

En otros países, los galgos de carreras con liebre usan bozal. Foto publicada en el diario turco gazete5.com.
En otros países, los galgos de carreras con liebre usan bozal. Cuando alcanzan al conejo lo empujan y lo lanzan con el hocico pero no lo cazan. Foto publicada en el diario turco gazete5.com.

Batidas de pichones

En Andalucía, hay cien mil cazadores federados que participan en una de estas batidas cinegéticas: montería, rececho, espera, ojeo, en mano, perdiz reclamo, caza con arco, cetrería, perro y hurón, conejo con podenco, ronda, silvestrismo, lanceo y vaqueo. Se abaten herbívoros, carnívoros, roedores y aves acuáticas y trigueras con rifles y escopetas, perros, lanzas y cuchillos.

Los tiradores se dividen por categorías, según edad. Unos treinta mil -según la Federación Andaluza de Caza- se unieron el pasado día 15 de abril a la manifestación nacional que tuvo lugar en las capitales de provincia a favor de la caza y en contra del creciente movimiento animalista, que reclama una ley nacional que proteja a los animales. A todos. Hay 17 leyes, una por comunidad autónoma. La andaluza, la última en redactarse (2003), incluye a las mascotas y el ganado pero excluye a los toros de lidia y la fauna silvestre y su aprovechamiento. O sea, los festejos y la caza.

«Lamentablemente, las leyes de protección de los animales no valen de nada porque son un compromiso de mínimos exigidos por la Unión Europea. Cada comunidad autónoma ha ido elaborando su propia normativa con más o menos rapidez. Andalucía es una de las regiones que menos vigila el cumplimiento de una ley que es muy básica, lo que facilita el repunte de la caza, un sector que se estructura en círculos que influyen como lobbies sobre los partidos políticos», valora Carmen Méndez.

Los cazadores opinan que no son un grupo de presión sino una herramienta necesaria para la sostenibilidad del medio rural. Juan Tejero, de la Federación Andaluza de Caza, de categoría senior, tenía siete años cuando comenzó a acompañar a su abuelo a disparar a pollos con escopeta. Ahora es discípulo de aplicaciones tecnológicas que publican estudios que demuestran que la caza es beneficiosa para el ecosistema. «A la manifestación se invitaron a todos los partidos políticos de Andalucía para que expusieran sus criterios sobre la caza y solo dos partidos políticos se interesaron: el PP y el PSOE. No somos un lobby. Somos cien mil votos en Andalucía y un millón en España defensores de un modo de vida tradicional. Son muchos votos para un partido que quiere gobernar», cuenta el cazador.

Cientos de hombres y (pocas) mujeres de diferentes comunidades autónomas tienen licencia para disparar a crías de paloma y codornices que se han criado en granjas autorizadas. En Andalucía, esta actividad la practican varios centenares de tiradores de perfil social dispar. La afición levanta el vuelo y se acerca a datos de hace una década. Los tiradores competidores se desplazan cientos de kilómetros para participar en batidas de otros clubes. Durante la competición, el participante ocupa una de las seis pistas en las que hay cinco cajones metálicos con una máquina lanzadora. De un brazo metálico se propulsa con aire comprimido una codorniz o una paloma desorientada y deslumbrada que acabará llenando bolsas de basura tras el torneo. El cazador cuenta con dos cartuchos que quemar y diez pichones para abatir por 40 euros, 20 euros para los inscritos en categoría juniors (menores de 18), súper veteranos (mayores de 70) y mujeres. Los mejores reciben un premio metálico de cientos de euros y un enorme trofeo de plata.

El campeonato de Andalucía de codornices lanzadas a máquina acaba de celebrarse en las canchas de La Carlota (Jaén) con un centenar de inscritos que volverá a encontrarse en junio para puntuar con palomas lanzadas. «El deporte está en auge. Cuando llegué al cargo en 2008 había compitiendo 160 participantes. Durante la crisis bajamos a 60 concursantes y desde hace dos años volvemos a crecer», detalla Juan Tejero.

La sede de la III Copa de España de tiro al vuelo sigue siendo una incógnita en la página web de la Federación Española de Caza después de los últimos encontronazos con activistas infiltradas de Ecourbe -asociación defensora de la avifauna del medio ambiente urbano que pide cambiar aves por platos- durante un campeonato nacional de tiro celebrado en Sevilla en 2016. Llamamos a Fecaza: «No está publicado porque hay grupos opositores que tratan de impedirlo», nos dicen, «pero será por Valencia». Las batidas son este domingo 6 de mayo en el campo de tiro de Cheste, donde se localiza la Sociedad Valenciana de Caza y Tiro, la región con más federados a esta modalidad, después de Andalucía.

Una cría de palomo entrando en la máquina lanzadora de aire comprimido en el campeonato nacional de tiro pichón de 2016. Foto: Pacma.
Un hombre introduciendo una paloma en la máquina lanzadora de aire comprimido en las batidas de tiro al vuelo. Foto: Change.org.
Un hombre lanzando una paloma a brazo en las batidas del campeonato nacional de tiro al vuelo de 2016 en Sevilla. Foto: Ecourbe.org
Un hombre lanzando una paloma a brazo durante las batidas del campeonato nacional de tiro al vuelo de 2016 en Sevilla. Foto: Ecourbe.org

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2 comentarios sobre “Batidas que levantan el vuelo

  • el 6 mayo, 2018 a las 13:05
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    La liebre no asoma de la madriguera, hace la cama en el suelo, y el galgo que sale campeón no cambia tanto de manos como dice el articulo, si que es robado por los amigos de lo ajeno, que lo unico que hacen es utilizarlo para montar todas las perras que puedan y luego abandonarlo u otra cosa peor, el verdadero dueño lo cuida como a un hijo.

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  • el 8 mayo, 2018 a las 22:25
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    Lo reconozco no he podido leer el artículo entero,por qué no se ajusta a la realidad, 300 euros por conejos? 300 euros por liebre? La caza es un deporte y que genera mucho dinero y usted la juzga sin saber.

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