Nahman Andic: «Soy sefardí y me siento bien cerca de la Blanca Paloma»
La cara seria de un Miura cenizo, varios machos de cabra secos y un plato de jamón ibérico recién cortado nos miran fijamente. El primer judío en creer haber encontrado la tierra prometida en El Rocío (Huelva) brinda con jerez dulce en el salón del cortijo donde crecen más de sesenta caballos españoles del mejor pedigrí andaluz. El territorio se llama La Otomana porque fue el Imperio Otomano el que acogió a los judíos que la Reina Católica expulsó de España en el siglo XV. Nahman Andic Ernay nació en Estambul en 1951, grabó los veranos infantiles en Isla Príncipe, donde la vida sucede a caballo, y a los 16 años regresó a la península ibérica con su hermano Isak y cuatro blusas bordadas en Turquía. Juntos abrieron en 1984 la primera tienda Mango en la cotizada calle del Passeig de Gracia de Barcelona. La multinacional posee ahora 2.740 puntos de venta por el mundo. Si tiene un Dios no es el nuestro aunque se emocione cuando habla de la Virgen del Rocío.
¿Qué dirían Artur Mas, Oriol Junqueras o Ada Colau de este encuentro? Que digan lo que quieran. No saben nada. Yo vivo en Cataluña y nunca me he sentido rechazado por criar caballos españoles. No soy el único. Hay muy buenos ganaderos de pura raza en Barcelona; de hecho, es la segunda región productora, por detrás de Andalucía. La realidad allí es otra, no se habla de independencia. En Cataluña la gente está por trabajar, la independencia no llegará por nada del mundo, te lo digo yo. Es inconstitucional. Estoy enfadado con la última idea de Ada Colau de vetar en Barcelona la circulación de coches de más de veinte años. A ver qué voy a hacer yo con mis coches viejos.
Igual es que nadie tiene un plan posterior a la desconexión. ¡Pero qué plan van a tener! En mi círculo de colegas empresarios, la mayoría con apellidos catalanes, nadie se quiera separar.
A los del sur también nos cuelgan etiquetas. El último en hacerlo ha sido el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. En España no veo borrachos por la calle y los que veo en la costa catalana no son españoles. Creo que sabemos beber muy bien y, claro, con mis amigos hablo de vinos, caballos y también de las señoras, pero siempre bien. Nosotros somos de los de antes.
Mango ha crecido durante la crisis y Yeguada Andic, también. ¿Tiene usted el secreto del éxito? No te puedes acobardar, para ganar tienes que invertir. Diseñamos el jersey que tiene más posibilidades de venderse y con la ganadería hacemos lo mismo. La crisis ha hecho una criba en el mundo del pura raza. Ahora el caballo bueno vale más que antes y llegamos a un comprador que antes no llegábamos, más exigente con la doma. No quiere un potro sin domar, prefiere saber cuáles son las aptitudes del caballo y el carácter.
¿El caballo español iba dentro de la burbuja inmobiliaria que estalló? El precio del pura raza subió igual que el de la vivienda porque la demanda interna superó a la externa. Todo lo que se criaba se vendía, daba igual si era un buen caballo o no. Ahora está en el precio y hay más demanda exterior que nunca. Pero el ganadero tiene que invertir en la doma contratando jinetes que compitan los ejemplares si quiere vender potros.
Entonces, lo del ganadero americano caprichoso que no pregunta el precio de la yegua o el semental es un mito. A mí alguna vez me ha ocurrido y supongo que es cierto pero no es lo normal. La realidad es diferente. Un ejemplar de Yeguada Andic está al alcance prácticamente de cualquiera. Hay que dar calidad a buen precio. Mi hija Sol se ha formado como amazona para estar hoy al frente de la ganadería. Ella es la que selecciona a los ejemplares, los entrena y los compite junto a otros jinetes que se han formado en la ganadería. Lo hace muy bien, la verdad.
¿Qué le trajo por Jerez en 1985? De pequeño pasábamos los veranos en Isla Príncipe, un pueblo turco donde el tránsito es a base de coches de caballos, no hay automóviles. Recuerdo que me decía que cuando ganara dinero me compraría un caballo. Eso hice sobre los setenta, era una de mis ilusiones. Después compré otro y después, otro y así hasta que me dije: oye, yo lo que tengo que hacer es montar mi propia ganadería. Por eso fui a Jerez, porque es allí donde está la esencia del pura raza.
Y ha terminado haciendo lo contrario que hace con los jerséis: fabricarlos en España para venderlos, por ejemplo, en China. ¡Jaja! Sí, es algo así, con la diferencia de que la ganadería cuesta dinero. La crianza es mi afición cara, me lo puedo permitir. Me gustan los caballos y eso me permite crear empleo y servir en la afición de otros. Aquí en La Otomana hay creados ocho empleos directos y en Los Caballitos, en Barcelona, donde están los potros de doma, hay más trabajadores entre jinetes, mozos y veterinarios.
¿Cómo le gustan los caballos españoles? La yegua debe tener unas buenas hechuras, caja, un buen cuello, ser amable, tener voluntad y moverse con elasticidad y flexibilidad. En España abusamos del excelente carácter del caballo español y le pedimos ejercicios que no debe hacer tan temprano según la escala internacional del aprendizaje porque pueden aparecer lesiones en edad adulta.
¿Qué ha aprendido de ellos? Que en genética, dos más dos no son cuatro.
Los apellidos ecuestres del sur han sufrido cierta crisis de afición entre sus herederos. El caballo se ha criado para las tareas agrícolas de las grandes fincas, lo que no tiene sentido mantener en la actualidad. Sobreviven unos pocos como ganaderos, ¿se relaciona con ellos? Me costó años entrar en la sociedad ecuestre jerezana, es un círculo muy cerrado. Pero hoy tengo buenos amigos que me respetan por mi afición y los resultados de mis caballos. Una de las primeras veces que fui a Jerez a comprar yeguas tuve que esperar más de una hora a que el ganadero se despertara de la siesta. Me gusta ese modo de vida, aquí se vive en paz, tranquilo, con buen humor.
¿Y de qué nos reímos? Jerez está perdiendo su esencia ecuestre: me atrevería a sostener que Cataluña ya cría mejores caballos que la ciudad de la cuna. No lo sé, será el clima. Es cierto, la sangre ecuestre de Jerez y Sevilla lleva años dispersándose por el resto de España. En Europa, el ganadero o la ganadera no vende la yegua o el semental que da buenos resultados como reproductor. Ese ejemplar no se vende, yo no lo hago. Si lo haces puedes desaparecer. Con el vino pasa algo parecido. Mi teoría es que la unión hace la fuerza y al revés. Es como si mi hermano Isak y yo vendemos los diseños de las camisetas de Mango. Jerez debe creerse lo que tiene y promocionarlo, ponerlo en valor sin complejos. Hemos venido muchos ganaderos y profesionales del deporte ecuestre desde fuera de Andalucía a decirles a los ganaderos andaluces el potencial de ganado que hay aquí, muy vendible.
Su caso es raro. Se jubiló en 2013 para volver a trabajar tres años después, ¿es aburrida la jubilación? ¡Qué va! Me pasaba el día haciendo chuletones en la barbacoa, lo que pasa es que tenemos mucho trabajo en Turquía y me han pedido que eche una mano. Y lo hago porque la vida es un tren.
¿Dónde están sus raíces? Puede que en Sevilla, Córdoba… Mi interior me dice que soy andaluz porque desciendo de los sefardíes expulsados de España. Soy judío y he crecido en Turquía, un pueblo amable, sociable, abierto y hospitalario. Me gustan que me llamen Nahman y punto y pelota. Nada de don ni señor. En Turquía me quieren ayudar cuando me quito el abrigo y a mí eso no me va. Dejarme en paz, les digo. En El Rocío me siento bien con los amigos y la familia. Además de esta finca tengo una casa junto a la Ermita; me gusta estar cerca de la Blanca Paloma.

El fundador de Mango no da puntada sin hilo. De eso va todo en la vida.
¿Llegará de Estambul a tiempo para recoger el Caballo de Oro en la Feria de Jerez? ¡Seguro! No me la pierdo por nada del mundo, en Jerez me siento súper bien. Vengo desde hace muchos años y al principio lo hacía con caballos para que montaran mis amigos. Este año llevaremos los enganches que colecciono para la exhibición y la entrega del premio. Al que le gusten los caballos debe conocer la Feria porque las casetas son abiertas y la gente es amable. Es la mejor de todas. La Feria de Jerez sin caballos es… Nada, no es nada. Lo dije en una entrevista que me hizo Diario de Jerez el año de la peste equina. Conservo el periódico en la casa de Barcelona. Junto a él colocaré el premio.
Yeguada Andic, designed and made in Spain
Ver, oír y copiar. Ese fue el acertado planteamiento inicial de Yeguada Andic, una de las mejores posicionadas en el mercado del caballo español, que mantiene asociados a más de seiscientos criadores en todo el mundo. Con los retales genéticos que encontró en las ganaderías de Romero Benítez, Yeguada Militar y Miguel Bohórquez a mediados de los años ochenta ha cosido un prototipo equino mejorado que lleva décadas destacando en las disciplinas de enganches, doma y concurso morfológico. Los descendientes de Lebrijano III y Albero II conviven desahogados en las praderas almonteñas en las que brota vigoroso el raigrás, se relajan con los mejores masajistas equinos, comen un concentrado planificado por nutrólogos especializados en alimentación equina y pasean descalzos hasta que son trasladados a Vilanova i la Gertrú, en Barcelona, donde se localiza el centro de doma. Allí los hierran con materiales ligeros, los doman jinetes que han sido o serán olímpicos y los cepillan diariamente mozos que les hablan al oído. «Al caballo no le puede faltar absolutamente de nada. Esa es la prioridad», concluye Andic.
La expulsión de los judíos españoles fue un gran error . Menos mal que
algunos , como este hombre , han vuelto .
De error nada, España del 1500 no podía depender de que sus fuentes de financiación estuviera en manos exclusivas de un solo sector de la población. no era una cuestión religiosa como muchos apuntan al comparar a los judíos españoles con los moros.
Y algunos descendientes de los nobles castellanos que ejecutaron la orden de expulsión que promovieron en la Corte de los Reyes Catolicos. Han faltado a la memoria histórica de España, y a la de quienes les viene heredado esos títulos con grandeza que les permite vivir hoy día en una élite social.
Viniendo a Gibraltar no había otro sitio mas adecuado a lo mejor, a pedir perdón a la comunidad judía de la roca por la participación de dicho antepasado fundadores en algunos casos de la casa nobiliaria a la que pertenecen.
Por otro lado, me alegro de que los sefardíes vuelvan a España, porque con su empeño han conseguido mantener vivas sus lengua y costumbres hispanas durante todo ese tiempo
Maravilloso reportaje. interesante el hombre y su manera de hacer las cosas.
SOLO PUEDO DECIR DE ESTE HOMBRE QUE ES LA PERSONA MAS BUENA Y CON MAS SENTIMIENTO DEL MUNDO SOLO TENGO PALABRAS DE AGRADECIMIENTO PARA EL Y NO HAY UN DIA QUE LE DE LAS GRACIAS POR TODO LO QUE HIZO POR MI GRACIAS POR SER COMO ERES UNA GRAN PERSONA