Carta bélica de las orcas a los fenicios, según Mateo (Vídeo)
El primer alevín residente avistado en el Estrecho empieza a pescar atunes con su madre y sus tías en la cacería de primavera que dio origen a las almadrabas, grabada por los neolíticos en la cueva rupestre de Atlanterra
Las primeras aletas dorsales de orcas han emergido cerca de Barbate el pasado 14 de febrero, un mes y una semana antes del momento previsto, el equinoccio de primavera, lo que indica que grandes bancos de atunes estarían cruzando el Estrecho para desovar en el Mediterráneo.
El avistador Francisco Gil, con más de dos décadas de experiencia en el comportamiento de cetáceos del Estrecho de Gibraltar, explica en este vídeo grabado este 21 de marzo en el puerto de Tarifa, donde se ubica la empresa Turmares, que hace unos días se pudo ver un ejemplar persiguiendo atunes a toda velocidad (50 kilómetros por hora) cerca de la playa del Retín, un punto geográfico que coincide con la hoja de ruta de la inteligente emboscada diseñada en el origen que este súperdepredador marino despliega en la puerta del Estrecho de Gibraltar, considerado el fin del mundo miles de años atrás precisamente por la presencia de orcas y orcos, el infierno, según la RAE.
Las observaciones de Gil apuntan a que hay grupos del gran delfín que han dejado de migrar detrás de los atunes. Se han etablecido todo el año en el canal profundo del pasillo marino. Un nuevo ejemplar habría nacido hace una temporada en aguas cercanas a la costa gaditanas. Y Mateo -así llaman al joven- ha empezado a salir de cacería con su madre, tías y abuelas. A alevines como él, pescadores locales han visto cómo las matriarcas los voltean para que caigan dentro de las redes de las almadrabas y aprendan a comer atunes en un sitio seguro. Cuando se agotan de morder ventrescas, dos adultas bajan las boyas desde el exterior para que pueda salir del copo que han instalado los hombres.
Mateo podrá consolidar la técnica en los meses de verano asustando a cabezones, los famélicos atunes que consiguen regresar tras la reproducción. Pero tendrá competencia y no será marina. Las orcas también han aprendido a robar la captura a los pescadores pequeños. Lo hacen durante la recogida del sedal. La ley del siglo XV es muy explícita, dice Gil: «El atún es del primero que lo toca». La orca, que llega primera, reparte y se queda con la mejor parte: un cabezón decapitado.
