Amazonas y guerreras esculturales: decidnos cómo montabais y os diremos quiénes erais
El arte occidental reúne escasas estatuas de mujeres a caballo. La mayoría montaba de lado pero aguerridas como Pentesilea y Juana de Arco galopaban a horcajadas
La supremacía masculina es un mito que quizás no existió. Al menos, sobre un caballo. Escultores, pintores y escritores se han entregado a destacar el papel de las amazonas desde la Antigüedad, a través de figuras como las guerreras Atalanta, Hipólita o Pentesilea, hasta la Edad Contemporánea, mediante representaciones monárquicas y féminas anónimas.
Los hallazgos descubiertos en los últimos tiempos están separando el mito de la realidad. Documentos y libros han demostrado que las escitas eran amazonas nómadas que sabían criar a sus hijos y a sus caballos para la caza y la defensa. Julio César elevó en el Senado la bravura con la que las mujeres conquistaron Asia a caballo y el español Francisco de Orellana se topó en el Nuevo Mundo con un grupo de amazonas guerreras que defendieron el río brasileño que lleva sus nombres.
En Washignton DC (Estados Unidos) hay más de treinta estatuas ecuestres. La mayoría está dedicada a generales y oficiales de caballería y solo en un pedestal se alza una mujer a caballo. Puede que sea la proporción artística mundial. Sin embargo, pocos autores han plasmado en bronce los atributos del jinete de guerra, representado a través de reyes, generales y oficiales sentados en pose victoriosa, como quienes han trabajado con la silueta de la heroína católica Juana de Arco o la diosa griega Pentesilea.
Mujeres valientes que lucharon a caballo contra los hombres y por los hombres siguen simbolizando valores vigentes de justicia, libertad e igualdad. Para las amazonas que han sido esculpidas con las piernas cruzadas sobre el caballo está reservada la elegancia, la paz social y el decoro. Pero también la justicia, la valentía y el poder, en el caso de Lady Godiva, la señora feudal que desafió a su marido en la Inglaterra campesina del siglo XI.
Estas son algunas de las estatuas ecuestres femeninas que se exhíben en el mundo.
Amazonas del mundo antiguo
En la mitología griega, Pentesilea era una reina amazona, hija de Ares (dios olímpico de la guerra) y de Otrera (una de las primeras reinas amazonas), que participó en la Guerra de Troya. Luchó en defensa de los troyanos y murió en la batalla atravesada por una lanza clavada por Aquiles. Las doce amazonas de su ejército nombradas por el poeta griego Quinto de Esmirna también murieron: Clonia, Polemusa, Derinoe, Evandra, Antandra, Bremusa, Hipótoe, Harmótoa, Alcibia, Derimaquea, Antíbrota y Termodosa.


Amazonas por la modernidad
En 1874 se inauguró en la plaza parisina de las Pirámides la estatua dorada de Juana de Arco, obra que Napoleón III encargó al escultor Emmanuel Fremiet con la ilusión de reponer la confianza francesa tras la derrota militar de Francia en la Guerra Franco-Prusiana de 1870. Su actitud es ofensiva. Con la barbilla alta y el cuerpo levantado sobre los estribos, sostiene una bandera mientras cabalga sobre un caballo que atiende con las orejas a la amazona y a la guerra a la vez. Un caballo que avanza de la Edad Media a la Edad Moderna de la humanidad. La bravura de la joven campesina analfabeta que guió al ejército francés en la Guerra de los Cien Años antes de ser apresada y quemada por hereje se recuerda en la réplica de Merridian Hill Park, en Washington, Estados Unidos.

Lady Godiva
El bronce situado en Broadgate (Coventry, Inglaterra) recuerda la figura de la esposa de Leofric, conde de Mercia, quien cabalgó supuestamente desnuda por la ciudad como protesta por los impuestos opresivos que su marido exigía a los campesinos en el siglo XI. Leofric, cansado de sus insistencias, prometió a Lady Godiva que aceptaría su petición cuando cabalgara vestida sin más abrigo que su larga melena, cuenta la leyenda medieval británica. Y eso hizo, después de pedir a los vecinos que aguardaran en el interior de las viviendas con las ventanas cerradas. Solo un hombre llamado Tom desobedeció la proclama de la noble inglesa y abrió la mirilla de la puerta para observarla. Narra la mitología que la desobediencia le costó al hombre la ceguera.

Amazonas literarias
En Banbury Cross (Reino Unido) se encuentra esta estatua inaugurada por la Princesa Ana en 2005, llamada La Bella Dama Sobre un Caballo, en homenaje a un poemario infantil. La estatua, fundida en bronce fue esculpida por Denise Dutton e incorpora simbología de la primavera, como las flores de la corona, donde se esconden mariposas y polillas. La amazona lleva siete campanillas en los pies como días de la semana y deja caer pétalos de la mano izquierda levantada, un gesto que además representa el lado creativo del cerebro, mientras que la mano derecha mantiene controlado al caballo.

Amazonas vanguardistas
Frederic Marès recrea el metirraneísmo en esta corriente vanguardista del arte. La escultura Barcelona es un homenaje a la ciudad catalana a través de la representación de la industria, el comercio y la navegación. Fue un encargo para decorar la Plaza de Cataluña para la Exposición Universal de 1929 y está protagonizada por una mujer desnuda sentada en el dorso de un caballo y sosteniendo un velero con los dos brazos en alto. A pie y detrás de la mujer, un hombre con casco sujeta al caballo con una mano y una rueda dentada con la otra.

Amazonas y monárquicas
En 2008 se inauguró en Sevilla el monumento a la madre del rey Juan Carlos. La estatua ecuestre de la Condesa de Barcelona, obra del escultor sevillano Miguel García Delgado, muestra a María de las Mercedes de Borbón y Orleans montada en un caballo de sangre cruzada, vestida de corto y con sombrero de ala ancha. Mujeres de la monarquía británica también están representadas en bronce. Las reinas Victoria e Isabel II simbolizan sus reinados cabalgando a horcajadas en caballos purasangre. El poder y las aficiones reales fueron conquistas que se cabalgaron.
